
piedras chilenas como la turqueza y la malaquita catanga, todas explotadas en yacimientos del norte chico y grande, junto también con el lapizlásuli y la obsidiana traída desde isla de pascua son algunas de las piedras que se pueden complementar en el trabajo del mosaico, técnica en donde el mineral en bruto es recuperado a través la reconstitución de la piedra molida apunto de quedar en polvillo fino, o bien en pedazos; dándole la sensación de fracturas o partes pudiéndose a su vez encotrar nuevas formas de expresión en la creación de las piezas dejándo de lado las piedras y joyas tradicionales.